Nochebuena

De paseo por la historia. Con una mirada breve a los eventos y personajes que impactaron al país y al mundo.

Por Evaristo Regalado, 24 de diciembre de 2021

NOCHEBUENA

Comencemos este recorrido con el verso 13 del capítulo 9, según el Evangelio de San Lucas, que relata lo siguiente:

“Él (refiriéndose a Jesús) les dijo: Dadles vosotros de comer. Y dijeron ellos: No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a no ser que vayamos nosotros a comprar alimentos para toda esta multitud.”

Hoy, como cada 24 de diciembre y desde el Siglo X, aproximadamente, se celebra la Nochebuena, un simbolismo del cristianismo que marca el preludio o la víspera del nacimiento de Jesús (la Navidad) al día siguiente.

Probablemente el día de Nochebuena es el más significativo del año en términos de lo que son las reuniones familiares entre quienes siguen esta tradición, que es prácticamente la totalidad del mundo occidental. Durante esta “buena noche” es costumbre arraigada la reunión familiar solemne en torno a la mesa para cenar y después de la cena compartir experiencias y celebrar con parientes y amigos.

Algunos cristianos tienen ciertas reservas y oponen resistencia a la celebración de Nochebuena porque entienden que su origen pudiera estar asociado o permeado por tradiciones paganas, ajenas y distantes al cristianismo. El argumento se ausente en que para estas fechas otras culturas milenarias efectuaban ritos y celebraciones que pudieron de alguna manera influenciar y contaminar la Nochebuena con el paganismo, como lo fueron, por citar algunos de estos ritos: el culto al “Sol Invictus”, luego del solsticio de invierno; los tributos al dios “Ra” (en Egipto), al dios Apolo (en Grecia) y al dios Saturno (en Roma). De este último rito le viene el nombre de “Saturnales” o “Saturnalias” a las muy conocidas celebraciones de abundante banquete, regalos y excesos de todo tipo que los romanos disfrutaban a lo largo de varios días, generalmente entre el 17 y el 23 de diciembre de cada año.

Al margen cualquier consideración de ese tipo, lo cierto es que la Nochebuena es una fecha en la que se respira un aire espiritual especial de tranquilidad, armonía y también de nostalgias y recuerdos. Es una especie de pausa que evoca los buenos momentos de la infancia, un espacio temporal en el que afloran los sentimientos de bondad, los valores y las remembranzas que hacen que la gente vuelva a vivir. Una muestra palpable de la fortaleza de ese sentimiento colectivo fue la denominada “Tregua de Navidad” (pero que realmente ocurrió el día de Nochebuena). La tregua de Navidad consistió en un alto al fuego no oficial, espontáneo, entre soldados de las tropas alemanas y británicas apostadas en el frente durante la Primera Guerra Mundial. Los soldados enemigos intercambiaron no solo saludos desde sus trincheras en el día de Nochebuena, sino que también se liberaron prisioneros de ambos bandos, y se compartió comida y regalos ese día. El cine se ha encargado de fijar en la memoria colectiva uno de los momentos más memorables y significativos de esa tregua: el famoso juego de fútbol llevado a cabo entre los bandos contrarios.

Volviendo a las palabras de Jesús con las que iniciamos este escrito: “Dadles vosotros de comer”. Esta sentencia cobra especial importancia en nuestros días, cuando celebramos el nacimiento simbólico del Redentor, aunque no siempre lo hacemos de la forma más espiritual porque en muchas más ocasiones de las deseadas la Nochebuena y la Navidad se convierten en parodia, cuyos protagonistas suelen ser las borracheras y los excesos gastronómicos.

Dadles vosotros de comer”, dijo El Maestro, ya no a la multitud hambrienta de entonces, sino a la contemporánea, a la actual, a la de ahora: a esa multitud de gente que no tiene nada, o que tiene muy poco. A esos que por techo tienen el cielo, a los que en días como hoy, Nochebuena, y como mañana, Navidad, la miseria los mira a la cara y les hace una mueca espantosa.

Dadles vosotros de comer”, una frase empolvada con el pasar de los siglos, pero qué más que un deseo de Jesucristo para sus discípulos, los de su época, es un llamado para los hombres de buena voluntad del presente.

Hoy es un buen día propicio para agradecer la abundancia de tu mesa. Hay una buena forma de hacerlo: compartiendo. Agrqdece compartiendo porque la vida te ha puesto en la posición de poder ayudar, y no en la posición de tener que necesitar ayuda. Hoy es un buen momento para comenzar o seguir por el camino de convertirse en un ser humano más depurado, en un ser humano más “humano”, en una mejor versión de uno mismo. “Dadles ustedes de comer” entonces. ¡Manos a la obra!

Paz, amor y bendiciones para ti.

Sinceramente,

—Evaristo

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Autor: evaristoregalado

Bloggero, twittero, contador y profesor a medio tiempo. Aficionado a la fotografía y curioso de la historia. En busca de mi catarsis cada día y de mi comunión con Jesús de Nazareth

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