De paseo por la historia. Con una mirada breve a los eventos y personajes que impactaron al país y al mundo.
Evaristo Regalado, 20 de noviembre de 2022
LA ESTACIÓN ESPACIAL INTERNACIONAL (ISS)
Iniciemos nuestra caminata orbital con una frase que denota la opinión del astrónomo y divulgador científico estadounidense Karl Sagan sobre la posibilidad de que exista vida extraterrestre. Cito:
“Si estamos solos en el universo, seguro sería una terrible pérdida de espacio”
Un día como hoy, 20 de noviembre pero de 1998, se lanzó al espacio desde Baikonur, en Kazajistán, el módulo ruso “Zarya”, también conocido como “Bloque de Carga Funcional”, la primera pieza de lo que más tarde se convertiría en la Estación Espacial Internacional o ISS, por sus siglas en Inglés (“International Space Station”). La ISS es una estación modular que actualmente funciona en la órbita baja de la Tierra, a unos 400 kilómetros de altura. El lanzamiento lo propició Rusia a través de su agencia espacial ROSCOSMOS, el equivalente ruso de la NASA.
La ISS se concibió como un proyecto de colaboración científica internacional para facilitar la exploración espacial y la investigación en el que participan cinco agencias de varios países, a saber: la Corporación Espacial Estatal Rusa (ROSCOSMOS); la NASA de Estados Unidos; la Japan Aerospace Exploration Agency (JAXA); la Canadian Space Agency (CSA); y la Agencia Europea Espacial (ESA) representando varios países del continente, entre ellos Alemania, Francia, Italia, Reino Unido, Dinamarca, Suecia, España, Suiza y Países Bajos.
Países que no han logrado entenderse políticamente, o que incluso han estado involucrados en guerras, danzan juntos en este concierto en pro de la ciencia y de la investigación, sin remordimientos. Podemos decir que la ISS es una pequeña ciudad científica en el espacio a la que le debemos gran parte del conocimiento del que hoy disponemos los humanos sobre el espacio exterior y el comoortamiento del Universo.
La ISS pesa aproximadamente 500 toneladas, tiene aproximadamente el tamaño del terreno de un campo de fútbol y le da la vuelta a la Tierra unas dieciséis veces al día (es decir, aprox. cada hora y media), a una espantosa velocidad de 28 mil km/hr. Si a Flash, el personaje de los cómics, lo considerábamos rápido era porque no existía todavía en ese entonces la ISS. ¡Eso sí que es ser rápido!
Este coloso, un logro rotundo de la ingeniería, es la construcción más costosa de la historia hasta el momento. Este gran laboratorio fuera de la Tierra está permanentemente tripulada por científicos e investigadores de los países que la patrocinan. En ella se invirtieron más de 120 billones de Dólares para volverla operativa. Es el cuarto objeto más brillante en el cielo, después del Sol, la Luna y Venus. Incluso puede verse a simple vista si se tienen las coordenadas correctas y la hora de su paso por el cielo. Hay varias apps que se pueden descargar gratuitamente para calcular o seguir la trayectoria de la ISS. Algunas que hemos utilizado de manera muy satisfactoria son “ISSFinder” e “ISSDetector”.
Los primeros “inquilinos” en ocupar la ISS fueron los cosmonautas rusos Yuri Gidzenko y Serguéi Krikaliov, además del norteamericano William Shepherd, quienes partieron al año siguiente del envío del primer módulo de la estación, es decir el 31 de octubre de 1989.
La ISS no solo ha recibido astronautas profesionales. También se abrió al turismo espacial civil, un gusto que sólo está al alcance del “paladar” de unos pocos magnates muy acaudalados a quienes les gusta “inventar”. Hasta ahora solo unas pocas y privilegiadas personas han visitado la ISS en calidad de turistas autofinanciado, entre ellos Dennis Tito, quien tiene el título de ser el primer turista espacial de la historia. Llegó como huésped a la ISS el 28 de abril de 2001. Para lograr su sueño pagó nada más y nada menos que 20 millones de Dólares a los rusos, no sin antes haber tenido que luchar con la oposición de los Estados Unidos. En el año 2006 la historia del turismo espacial protagonizada por Tito fue repetida por la empresaria y multimillonaria estadounidense Anousheh Ansari. Recientemente otros tres hombres han pagado la friolera de 50 millones de euros para pasar diez días en el espacio a bordo de la ISS.
Aunque estos “turistas” tuvieron que pagar millonadas para viajar al espacio, no eran gente ordinaria, ni en el aspecto económico (por supuesto, evidentemente que no lo eran), pero tampoco lo eran en términos intelectuales y de formación técnica. Dennis Tito, por ejemplo, es ingeniero astronáutico y aeronáutico, un experto en comunicaciones. Incluso había trabajado para el Caltech Jet Propulsory Laboratory de la propia NASA. Durante su estadía en la ISS hizo las veces de encargado de comunicaciones, una de sus áreas de expertiz. Ansari también es ingeniera y astrónoma. Durante su estancia en la ISS se ocupó de por lo menos cuatro experimentos científicos.
La ISS tiene su epitafio escrito y preparado para el 2030, año en el que está previsto el cese definitivo de sus operaciones. Cuando llegue esa fecha sus restos caerán de forma programada en el Océano Pacífico y el artefacto pasará de haber surcado lo más alto del firmamento, a hundirse en lo más oscuro de las profundidades del mar.
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