Semana Santa


De paseo por la historia. Con una mirada breve a los eventos y personajes que impactaron al país y al mundo.

Evaristo Regalado, 30 de marzo de 2024

LA SEMANA SANTA O SEMANA MAYOR DEL CRISTIANISMO

Iniciemos este recorrido con las palabras del ángel dirigidas a María Magdalena, Salomé y María (la madre del apóstol Santiago) cuando se dirigían a la tumba de Jesús de Nazaret para ungir sus restos con especias aromáticas y que encontramos en los pasajes bíblicos Marcos 16:6, Mateo 28:6 y Lucas 24:6. Cito:

“No se asusten. Ustedes están buscando a Jesús de Nazaret, el que fue crucificado. ¡Pues ahora ha resucitado! No está aquí, pero miren el lugar donde lo pusieron”.

Primero lo primero: la Cuaresma

Para hablar de la Semana Santa se hace estrictamente necesario hacer referencia a la Cuaresma, un lapso de tiempo mucho más amplio que integra en “su interior”, como una embarazada a su hijo, a la Semana Santa.

Para la iglesia católica la Cuaresma es un tiempo litúrgico en el que el cuerpo de la iglesia se sumerge en un proceso de purificación y de preparación espiritual para conmemorar la pasión y la crucifixión de Cristo, así como para celebrar Su resurrección en el día de pascua, eventos estos evocados por la Semana Santa.

La cuaresma comprende cuarenta (días), unas seis (6) semanas, que inicia con el denominado “Miércoles de Ceniza” (día en el que los fieles colocan una marca en sus frentes como recordación de que volverán al polvo del que salieron) y que concluye la noche del Jueves Santo, dando paso a un sub período (si se quiere) denominado “Triduo Pascual”, en el mismísimo corazón de la Semana Santa.

El lapso llamado Cuaresma se señala como un tiempo propicio para el arrepentimiento de los pecados, donde las personas tienen la oportunidad de cambiar ciertos aspectos negativos de su vida personal y espiritual a través de las denominadas “actividades cuaresmales” que incluyen acciones como la penitencia, la oración o introspección sobre nuestras vidas y nuestra fe; el ayuno o abstinencia (la actividad más conocida en cuaresma, especialmente la abstención de comer carne en ciertos días, como los miércoles y viernes; y las obras de caridad; estos son los pilares de este periodo.

La oración es definida por los cristianos como la vía de comunicación por excelencia que tienen con su Dios y Creador, a través de la cual piden, agradecen y se comprometen. Con el ayuno se purifica el cuerpo y se tiene mejor predisposición al Espíritu para que Dios escuche las oraciones. La caridad es un gesto de solidaridad para con quienes necesitan de nosotros, haciendo misericordia y aumentando la ayuda a los necesitados, sin esperar devolución o contraprestación a cambio.

El nombre “Cuaresma” guarda relación directa con el número cuarenta (40), uno de los números más significativos de la Biblia y de los cristianos. El término proviene del latín “cuadragésima”, que significa “cuarentena”. Es que cuarenta fueron los días de lluvia que hubo en el mundo en los tiempos de Noé, el diluvio y su famosa arca. Pero también cuarenta años duró el pueblo de Israel peregrinando y vagando por el desierto en busca de su tierra prometida. Cuarenta días estuvo Jesús en el desierto orando y preparándose para su ministerio.

La Semana Mayor

Hablar de Semana Santa es escarbar profundo en las raíces de la tradición y religión cristianas. Se celebra en la última semana del periodo de Cuaresma descrito anteriormente. Es el periodo más importante del calendario litúrgico de la iglesia católica y conmemora los momentos más importantes de la vida, pasión, muerte y resurrección de Jesucristo el nazareno.

La Semana Santa inicia con el “Domingo de Ramos” y termina con el “Domingo de Resurrección” (también llamado “Día de la Pascua del Señor”). Es un periodo para la reflexión, para el recogimiento espiritual y para la búsqueda de una conexión profunda con lo divino. También se presta para compartir con la familia y la comunidad, además de agradecer a Dios por el sacrificio de su hijo Jesús, quien tomó nuestro lugar en la cruz del calvario para librarnos del castigo de la muerte por causa del pecado.

La Semana Santa está inspirada en los momentos funales de la vida de Jesucristo, narrada en algunos de los libros del Nuevo Testamento escritos por sus contemporáneos y discípulos (Juan, Mateo, Marcos y Lucas) y deja una huella indeleble en la vida de los cristianos que la viven en su esencia más pura, mediante sus rituales y poderosa simbología. Es una de las tradiciones cristianas menos contaminadas por el paganismo o, por lo menos, por la costumbre de cristianizar ciertas celebraciones paganas que ha practicado la Iglesia Católica de forma consuetudinaria a lo largo de varios siglos.

La Semana Santa se celebra o “cae” en días diferentes todos los años. Eso se debe a que Jesús murió un día cercano a la celebración de la pascua judía, que a su vez es lo que se toma como referencia para calcular y marcar la fecha de la celebración cada año. El tema es que los judíos utilizan las fases de la Luna para calcular y establecer el calendario de sus celebraciones religiosas, es decir, que ellos se ciñen a un calendario lunar en lugar de uno solar, como lo es el Calendario Gregoriano que es el que usamos en Occidente. He ahí la razón del desfase.

La pascua judía se celebra el día 15 del mes de Nisán, que es el primer mes del año, aquel en que el pueblo de Israel fue liberado de la esclavitud de los faraones de Egipto y ese mes comienza a su vez con la primera luna nueva de primavera. Es en el año 325 cuando el Concilio de Nicea fijó la fecha de celebración de la Pascua para todo el ámbito católico occidental. A partir de ahí, la Pascua se celebra el primer domingo después de la luna llena que sigue al equinoccio de primavera, lo cual significa que la fecha es variable y que l Semana Mayor puede ocurrir entre el 22 de marzo y el 25 de abril.

Los primeros en conmemorar la Semana Santa fueron los denominados “primeros cristianos”, es decir, los seguidores de Cristo que anduvieron con él. Luego continuaron con la tradición los romanos cristianizados, a partir del siglo IV. Cada día de la Semana Santa tiene un significado especial, y lo detallamos a continuación.

El Domingo de Ramos

El Domingo de Ramos da apertura a la Semana Santa o Semana Mayor. Celebra la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén montado en un asno, en compañía de sus discípulos. La narrativa bíblica dice que Jesús fue recibido por la multitud con vítores y cánticos al son de “Hosanna al Hijo de David”, tendiéndole mantos, ramos de palma y de olivo a sus pies.

Entre las actividades propias del Domingo de Ramos se incluyen La Procesión de Ramos, probablemente la más antigua y colorida del cristianismo. Consiste en hacer una caminata que se inicia en un lugar apartado de la iglesia, pero que finaliza en ella. El pueblo alfombra el camino con ramas, tal como lo hicieron con el Mesías esperado, en su tiempo. Antes de la misa se procede a la bendición de los ramos que muchos fieles llevan en sus casas y altares como símbolo de protección divina. Asimismo es común la representación de obras teatrales callejeras que evocan la pasión y muerte de Cristo.

El Lunes Santo y el Martes Santo

El Lunes Santo y el Martes Santo, a pesar de que juegan un papel de importancia en la preparación espiritual de los cristianos, usualmente pasan desapercibidos (en comparación con la preponderancia que se le otorga a otros días de la semana, como el o Jueves Santo o el Viernes Santo). En estos dos días se llama a la reflexión y se ofician misas especiales, se medita y se da lectura a La Palabra de Dios. De igual forma las iglesias en esos días ofrecen servicios de confesión y reconciliación a sus feligreses.

Miércoles Santo

Con el Miércoles Santo se da apertura al “plato fuerte” de lo que es la Semana Santa. Evoca la traición de la que fue objeto Jesús por parte de Judas Iscariote, uno de sus doce apóstoles y tesorero oficial del grupo, quien acordó entregarlo a las autoridades religiosas por un pago de treinta monedas de plata, acción que materializaría al día siguiente. Este acuerdo de Judas es sin duda uno de los eventos más dramáticos en la línea de tiempo de la pasión de Cristo, porque desencadenaría más adelante en el arresto y condena del Mesías.

De la misma forma, la traición de Judas sigue siendo hoy en día un tema de debate en la comunidad cristiana. Para la mayoría de la gente el nombre de Judas es sinónimo de traición y de codicia. “Este o aquel es más falso que Judas”, se dice popularmente. Sin embargo, para otros estudiosos el papel del discípulo renegado fue mucho más complejo y profundo de lo que la mayoría de la gente percibe, alegando que Judas fue tan solo un instrumento prefijado que hizo posible que se cumpliera la profecía, un personaje trágico cuyo propósito fue y ha sido siempre incomprendido. Según ellos, normalmente autores de corriente gnóstica, sin la traición de Judas probablemente no hubiese habido crucifixión y, por tanto, tampoco se hubiera dado el propósito de la salvación para los cristianos.

Jueves Santo

En el jueves santo ya Jesús sabía que el momento de su muerte estaba próximo, así que instruyó a Pedro y a Juan para que buscaran un lugar de reunión y prepararan una cena en la que compartiría por última vez con ellos en el plano terrenal.

Aquella tarde Jesús partió el pan y lo compartió junto con el vino a los discípulos, instituyendo en ese momento lo que se conoce como la Santa Cena o la Cena del Señor, en Su memoria, y a la vez el sacramento de la Eucaristía, de gran significado para la Iglesia Católica.

La Santa Cena es el corazón del Jueves Santo y la base de tres núcleos teológicos del catolicismo: la institución de la eucaristía, el origen del orden sacerdotal y el mandato de la caridad fraterna. Es allí donde el Señor Jesús anunció a sus discípulos que uno de ellos lo traicionaría.

De la misma forma, en el Jueves Santo el Maestro abrió paso al acto de Lavatorio de Pies, en el que Jesús tomó una vasija con agua y comenzó a lavar los pies de sus discípulos como un muestra de humildad y ejemplo de servicio. Esta acción es relatada en el Evangelio de Juan, capítulo 13, versos del 1 al 7.

Al finalizar la cena de ese jueves, Jesús se dirigió al huerto de Getsemaní a prepararse, orando, para su hora más difícil. Allí se consumó el acto de entrega que Judas había fraguado el día anterior; y más adelante también el revés de la negación de Pedro, otro de sus más fieles discípulos.

Dentro de los rituales y tradiciones del Jueves Santo se cuenta la celebración de la Misa Crismal, que tiene lugar única y exclusivamente en la catedral. En dicha misa se consagra el santo crisma y los santos óleos o aceites que los distintos sacerdotes se llevan luego a sus parroquias para atender sus necesidades rituales, como lo son: (1) el Santo Crisma, que contiene el aceite con el que se unge a los que van a bautizarse, a confirmarse, las manos de los que van a ordenarse sacerdotes, la cabeza de los obispos consagrados y se consagran las nuevas iglesias; (2) El óleo de los catecumenos, con el que esa denominación de cristianos recibe el bautismo; y (3) El óleo de los enfermos, que utilizan los sacerdotes para la unción de los enfermos o en la extremaunción.

Con el Jueves Santo comienza un subperiodo (si se quiere) al interior de la Semama Santa al que llaman “El Triduo Pascual” que marca la preparación y las actividades de los tres días antes de la Pascua o Resurrección del Señor. En realidad es una sola celebración que se extiende por tres días.

Viernes Santo

El Viernes Santo conmemora la crucifixión y muerte de Jesucristo en el Monte Calvario (también conocido como “El Gólgota” o “lugar de la calavera”), en un extremo de las murallas de Jerusalén. Es un día icónico en el que resaltan el luto y la penitencia de los cristianos por la muerte del hombre que cambiaría el curso de la historia. Este día ocupa un lugar central, meridiano en la vida cristiana, porque marca el inicio de una nueva era de gracia y de esperanza.

La cruz, que hoy en día es la imagen más reconocible y con mejor branding del mundo (se estampa en ropa, en joyas, suvenirs, etc., y está presente en la mayoría de los templos) en antaño era un símbolo de vergüenza. Los romanos la usaban como artefacto para matar exclusivamente a los peores delincuentes, asesinos y ladrones. Con las crucifixiones se buscaba que los condenados tuvieran una agonía dolorosa, lenta y sufrida.

De las actividades religiosas más comunes del Viernes Santo se cita La Vía Crucis, una procesión o recorrido que recrea el camino que el mismo Jesús recorrió hasta el Golgota, con la cruz a cuestas. Los momentos más significativos de ese periplo son relatados a través de 14 paradas o estaciones.

Sábado Santo

El Sábado Santo, también conocido como Sábado de Gloria, es un día en el que prevalece el silencio, el duelo y la meditación. Los cristianos rememoran la muerte de Jesús y su descenso “ad infernos”. Es un recordativo de la fe y un llamamiento a mantener la esperanza viva, aún en medio de la oscuridad; invita a confiar en la Fidelidad de Dios porque la promesa de la resurrección y la vida eterna está cerca.

Dentro de las actividades del Sábado De Gloria se cuentan La Vigilia Pascual, que se celebra por la noche y es un simbolismo del paso de la muerte a la vida de Jesús. En la noche se enciende el tradicional Cirio Pascual, una evocación de Jesús como la Luz que irrumpe en la oscuridad y se lleva en procesión, en medio de cánticos, hasta la iglesia.

El Domingo de Resurrección

El Domingo de Resurrección, Domingo de Pascua o Día de la Pascua del Señor, corona el final de la Semana Santa y representa el momento culminante, el clímax, la celebración central y el día más importante de regocijo para la fe cristiana, porque celebra que Jesús resucitó de entre los muertos al tercer día de haber sido crucificado. Evoca la victoria de la vida sobre el pecado y la muerte; además de la esperanza de la vida eterna, la salvación y el perdón a los que profesan el cristianismo, como el propio Jesús lo prometió.

Dentro de las celebraciones del Domingo de Resurrección se cuentan los servicios especiales de adoración y, en algunos países, la búsqueda de los “huevos de pascua”, una tradición con ribetes paganos, porque en la medida en que el cristianismo y la celebración de la Semana Santa se fueron expandiendo por el mundo, esta última se fue entremezclando con tradiciones paganas o costumbres no religiosas, sobre todo en lo relativo a la celebración de la primavera, como por ejemplo la búsqueda de huevos de Pascua, que es popular entre los niños en muchos países nórdicos, y el conejo de Pascua, que según la tradición, trae huevos y dulces a los niños. Pero en eso nos enfocaremos más adelante, en otro paseo.

Gracias a la resurrección del Cristo todos los que ponen su fe en él recibirán la salvación y vivirán con él por la eternidad, un postulado que se erige como la piedra angular del cristianismo y lo que le da sentido como religión. La Resurrección de Cristo es un llamado a la renovación de nuestra fe, al ejercicio de la bondad y el perdón como forma de alcanzar la promesa de un nuevo comienzo y de vivir por la eternidad en nuestra nueva “patria celestial”.

¡Jesucristo ha resucitado!

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Autor: evaristoregalado

Bloggero, twittero, contador y profesor a medio tiempo. Aficionado a la fotografía y curioso de la historia. En busca de mi catarsis cada día y de mi comunión con Jesús de Nazareth

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