Carpe Diem

De paseo por la historia. Con una mirada breve a los eventos y personajes que impactaron al país y al mundo.

Por Evaristo Regalado

8 de diciembre de 2022

CARPE DIEM

Nuestro paseo por los caminos de la amnesia en el día de hoy se circunscribe a una frase escrita para la posteridad por Horacio, sin duda uno de los más importantes poetas latinos: “Carpe Diem”, la misma que intitula este documento. Estas palabras, publicadas en el poema 11 de su primer libro de Odas, son una invitación a aprovechar el día y no desperdiciarlo.

La frase normalmente suele acortase cuando se utiliza en el lenguaje coloquial, citando solo la primera parte: “Carpe Diem”. Sin embargo, la sentencia original es un poquito más extensa y es esa misma extensión la que nos ofrece un mejor contexto del mensaje completo que contiene: “Carpe diem quam minimum credula postero”, que significa “Toma este día y confía tan poco como puedas en el siguiente”. Una traducción muy aceptable sería entonces: “Aprovecha el día, no confíes en mañana”.

Efigie del poeta Horacio

La popular traducción “Aprovecha el Día” si bien no es literal, resulta muy acertada e interpreta correctamente lo que quería comunicar Horacio al escribirla. El imperativo latino “Carpe” no solo se puede interpretar como “Tomar”, sino también como “Agarrar”, “Arrancar”, es decir, que lo que pretendía Horacio era que nos apropiásemos del día, que lo abrazásemos y lo disfrutásemos al máximo. Carpe Diem visto más allá del “aquí y el ahora”, un poco más allá de “vive el día” o “aprovecha el momento”, es también una recomendación de más largo plazo que nos invita a sacarle el tuétano a la vida, la médula, la sustancia; en el entendido de que los seres humanos somos frágiles y efímeros. Dicho de forma más cruda “somos comida para los gusanos”. Algún día nuestra respiración se detendrá y nuestro cuerpo morirá y se enfriará hasta confundirse con el polvo de la tierra. De esa forma cruda lo plantea el personaje del “Profesor Keating”, encarnado por el actor Robin Williams en el drama hollywoodense “Dead poets society”, (“La sociedad de los poetas muertos”) estrenada en 1989 que recomendamos buscar y sentarse a ver.

El nombre completo de Horacio, el autor de la frase, era Quintus Horatius Flaccus, hijo de un esclavo liberto. Horacio murió precisamente un día como hoy, 8 de diciembre del año 8 Antes de Cristo. Después de una carrera fulgurante, Horacio tocó fondo y se convirtió prácticamente en un indigente luego de que le confiscaran su patrimonio familiar. Tomó varios trabajos de ingresos miserables para poder sobrevivir, entre ellos el de “scriba quaestorius”.

El mismo Horacio afirmaría luego que la pobreza lo había empujado a escribir poesía. Y cómo dicen que “Dios no se queda con lo de nadie”, su trabajo fue “descubierto” por Virgilio, considerado el más grande poeta romano, quien se lo presentó al multimillonario Gayo Cilnio Mecenas… ¡si, sé que le suena familiar! porque se trata del mismo hombre cuyo apellido dio origen al término “mecenas” usado para referirse a quien financiaba, apadrinaba, protegía y promovía la obra de grandes artistas en la antigüedad. Eso era posible gracias a que era un hombre muy acaudalado, tan rico que si la revista Forbes hubiera existido para esa época, sin ninguna duda el señor Mecenas hubiera estado en la lista de los hombres más millonarios de la República de ese entonces.

A partir de ese encuentro con Mecenas las preocupaciones de Horacio terminaron y fueron inscritas en los libros del pasado. Se acomodó económicamente porque su portentoso padrino le publicó todas sus obras, representadas en odas, sátiras y epístolas.

Otros autores famosos, tanto en lengua inglesa como castellana, han expresado frases con un sentido similar al Carpe Diem de Horacio. Por ejemplo, Garcilazo de la Vega:

“Coged en vuestra alegre primavera el dulce fruto, antes de que el tiempo airado cubra de nieve la hermosa cumbre”.

Por su parte, Luis de Góngora también nos deja el siguiente pensamiento:

“Por eso mozuelas locas (…), quered cuando sois queridas, (…) mirad, bobas, que detrás se pinta la ocasión calva”.

Hasta el mismísimo Walt Whitman, probablemente el poeta más conocido de habla inglesa de su época, escribió un poema homónimo (Carpe Diem) con cuyos versos íntegros queremos concluir este paseo.

Carpe Diem (Walt Whitman):

Aprovecha el día

No dejes que termine

sin haber crecido un poco,

sin haber sido feliz,

sin haber alimentado tus sueños.

No te dejes vencer por el desaliento.

No permitas que nadie

te quite el derecho de expresarte,

que es casi un deber.

No abandones tus ansias

de hacer de tu vida

algo extraordinario.

No dejes de creer

que las palabras y la poesía,

sí pueden cambiar el mundo;

porque, pase lo que pase,

nuestra esencia está intacta.

Somos seres humanos llenos de pasión,

la vida es desierto y es oasis.

Nos derriba, nos lastima,

nos convierte en protagonistas

de nuestra propia historia.

Aunque el viento sople en contra,

la poderosa obra continúa.

Y tú puedes aportar una estrofa.

No dejes nunca de soñar,

porque sólo en sueños

puede ser libre el hombre.

No caigas en el peor de los errores:

el silencio.

La mayoría vive en un silencio espantoso.

No te resignes, huye.

“Yo emito mi alarido

por los tejados de este mundo”, dice el poeta;

Valora la belleza de las cosas simples,

se puede hacer poesía

sobre las pequeñas cosas.

No traiciones tus creencias,

todos merecemos ser aceptados.

No podemos remar en contra de nosotros mismos,

eso transforma la vida en un infierno.

Disfruta del pánico que provoca tener la vida por delante.

Vívela intensamente,

sin mediocridades.

Piensa que en tí está el futuro,

y asume la tarea con orgullo

y sin  miedo.

Aprende de quienes pueden enseñarte.

Las experiencias de quienes se alimentaron de nuestros Poetas Muertos

te ayudarán a caminar por la vida.

La sociedad de hoy somos nosotros,

los Poetas Vivos.

¡No permitas que la vida te pase a ti,
sin que tú la vivas!”

Y si te gustó, comparte.

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Autor: evaristoregalado

Bloggero, twittero, contador y profesor a medio tiempo. Aficionado a la fotografía y curioso de la historia. En busca de mi catarsis cada día y de mi comunión con Jesús de Nazareth

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