De paseo por la historia. Con una mirada breve a los eventos y personajes que impactaron al país y al mundo.
Evaristo Regalado, 17 de marzo de 2024
ORLANDO MARTÍNEZ HOWLEY
Iniciemos nuestro recorrido de hoy con una frase de Charles-Louis de Secondat, barón de La Brède y de Montesquieu, más conocido como “Montesquié”. Es sobre la justicia. Cito:
“Los más desgraciados no son los que sufren las injusticias, sino los que las cometen”.
Un día como hoy, 17 de marzo, pero de 1975, fue asesinado a tiros el destacado periodista dominicano Orlando Martinez Howley, reconocido como un militante revolucionario, denunciante acerado de las injusticias sociales, la represión y la tortura por razones políticas.
Era de ideología comunista cuestionaba de manera incesante, por todos los medios que tenía a su disposición, los actos de corrupción que atribuía a tanto a los funcionarios de “los doce años” de Joaquín Balaguer como al propio presidente, que gobernó desde el año 1966. También se expresaba enérgicamente en contra lo que él consideraba el saqueo de las grandes corporaciones internacionales instaladas en el país. Martínez Howley era columnista del periódico El Nacional. Su columna se llamaba “Microscopio” y escribía, ademas, una columna llamada “Comentarios de poca tinta”, con periodicidad semanal, en la desaparecida Revista ¡Ahora! de la cual era director.
El asesinato de Orlando Martínez ocurrió en las inmediaciones de la UASD, específicamente en la Ave. José Contreras, la misma arteria que ha sido testigo muda de otras muertes de estudiantes revolucionarios, entre ellos Otto Morales, por solo citar otro caso.
Los sicarios acecharon y dieron seguimiento a Martínez desde su salida de la Revista ¡Ahora! En su vehículo y lo emboscaron en los alrededores de la zona universitaria atravesándole otro vehículo delante para obligarlo a detenerse, mientras varios pistoleros le disparaban por los flancos.
Martínez había nacido en la comunidad de Las Matas de Farfán, en San Juan de la Maguana, el día 23 de septiembre de 1944. Estudió comunicación social, profesión que ejerció hasta el día de su violenta muerte. Como intelectual, usando su oficio como punta de lanza, evidenció un gran compromiso con los mejores intereses del pueblo dominicano, y demostró con su testimonio de vida estar a favor de las libertades y de la democracia. Arremetió contra lo que él consideraba como una dictadura (refiriéndose al gobierno de de “los doce años” de Balaguer). La pluma de Orlando Martínez se convirtió de hecho en un clavito en el zapato que irritaba a Balaguer y a los altos mandos militares de la época porque “no lo dejaba gobernar tranquilo”. Atacaba por todos los frentes y por todos los medios de protesta posibles. En el año 1974 Orlando Martínez fue, por ejemplo, el anfitrión de la pareja de artistas Víctor Manuel y Ana Belén durante su estadía en el país, cuando fueron invitados al “Festival Siete Días con el Pueblo”. En ese entonces era común que los artistas invitados no se alojaron en hoteles, sino en los hogares de sus contrapartes dominicanos.
A pesar de todas las agrias denuncias, los intelectuales que han escrito sobre el caso Orlando Martínez creen, en su mayoría, que el artículo provocador del desenlace fatal de su asesinato (considerado un crimen de Estaso) fue el intitulado “¿Por qué no, Dr. Balaguer?”, que transcribimos como colofón de este paseo. Orlando Martínez fue asesinado 21 días despúes de su publicación.
El caso Orlando Martínez permaneció impune por más de veinte años, a pesar de que el propio Dr. Balaguer en su libro autobiográfico “Memorias de un Cortesano de la Era de Trujillo” (1987) había dejado una hoja en blanco que supuestamente aclararía el homicidio en un futuro indeterminado.
Balaguer expresa lo siguiente:
“Esta página se inserta en blanco. Durante muchos años permanecerá callada, pero un día hablará, para que su voz sea recogida por la historia. Callada como una tumba cuyo secreto a voces se levantará, acusador, cuando el tiempo permita levantar la losa bajo la cual permanece yacente la verdad”.
Y continúa diciendo:
“Su contenido se deja en manos de una persona amiga que por razones de edad está supuesta a sobrevivirme y que ha sido encargada por mí de hacerlo público algunos años después de mi muerte”.
En 1996, durante el gobierno de Leonel Fernández, el caso se reabrió y se aireó en los tribunales, pero todavía nadie conoce la identidad de la persona portadora del secreto que Balaguer se guardó para llenar la página en blanco. Cuatro años después, en el año 2000, fueron hallados culpables y condenados a penas de cárcel el general Joaquín Pou Castro (20 años), el excabo de la Fuerza Aérea Mariano Cabrera Durán (30 años), el excapitán Rafael Alfredo Lluberes Ricart, alias “Lluberito” (30 años) y el ex cabo Luis Emilio de la Rosa Beras (10 años).
También fue implicado como autor intelectual el general retirado Salvador Lluberes Montás “Chinino”, pero este fue excluido del expediente por alegadas razones de salud. Otros nombrados fueron el coronel Isidoro Martínez (La Caja), Enrique Pérez y Pérez y Ramón Emilio Jiménez.
La de Orlando Martínez fue una muerte anunciada, una sentencia que le fue comunicada por varias personas d ese entorno y desde el gobierno, entre ellas el Dr. Víctor Gómez Bergés, quien en ese momento era parte del gobierno de Balaguer. “Esa gente no falla”, le había dicho Gómez Bergés. Le hicieron propuestas para sacarlo del país, pero Orlando no aceptó, prefiriendo inmolarse bajo el alegato de que su misión estaba aquí, porque se debía a mucha gente que no tenían voz.
La figura de Orlando Martínez ha recibido muchos y variados reconocimientos. El 18 de marzo de 1980 el Congreso Nacional designó con su nombre la antigua calle 26 del ensanche Naco. El 9 de junio de 2012 fue inaugurado en San Juan de la Maguana el Museo Orlando Martínez, donde miles de estudiantes y visitantes pueden conocer a profundidad el legado del destacado periodista sureño. En su honor hay un busto suyo en su patria chica, Las Matas de Farfán; y muchos murales y nombres de calles a lo largo y ancho de nuestro país enaltecen su memoria.
Terminemos este recorrido con la transcripción del artículo “¿Por qué no, Dr. Balaguer?”, probablemente la causa de la muerte de Orlando Martínez.
“Señor Presidente de la República, ya que usted impide que un artista del prestigio y la calidad moral de Silvano Lora viva en su Patria, ya que dejar en el extranjero a dominicanos le produce placer o ganancias politiqueras, me voy a permitir hacerles algunas recomendaciones.
Espero que sobre todo medite la última. Como usted ha dicho que en este gobierno, y parece ser cierto, la corrupción sólo se detiene en la puerta de su oficina, ¿Por qué no saca de la República Dominicana a todos esos corruptos? Como aquí existe una galopante inflación de delincuentes sin uniformar y, según usted, también uniformados, ¿por qué no les ordena a los calieses del régimen que los apresen y los metan en un avión? ¿Por qué no les dice a los genízaros que prestan servicio en el aeropuerto que apresen no a los que traen cigarrillos de marihuana, sino a los pejes gordos del tráfico de drogas?.
¿Por qué no manda al exilio a los que reciben comisiones para negociar contratos que entregan nuestras riquezas a las compañías multinacionales? ¿Por qué no instala en un barco a los latifundistas, a los que están negados a que este país salga del subdesarrollo y de la situación de miseria colectiva que lo acompaña?.
¿Por qué no entra en ese mismo barco a quienes en la ciudad son el soporte ideológico de esos terratenientes? Y también a quienes son el sosten armado, los que dan palos, apresan y torturan campesinos que luchan por sus derechos. Como usted es enllave de los norteamericanos, ¿por qué no le solicita un portaaviones para enviar al lugar que fuese a los numerosos calieses que viven del trabajo del pueblo?.
En caso de que su amistad con los Estados Unidos sea más estrecha de lo que sospechamos, ¿Por qué no le pide al Pentágono un cohete último modelo con el objetivo científico de crear una colonia de calieses en la luna? ¿Por qué no desaparece de la vista de los dominicanos honrados, que son la mayoría, a todos los vagos que en este gobierno cobran sin trabajar?.
¿Por qué, tómelo en cuenta, no deposita en un cómodo asiento de primera a los funcionarios irresponsables que se las dan de Fouché contemporáneos y a la hora de la responsabilidad no dan la cara?.
Y mi recomendación final: si es inevitable que esta situación continúe, si es imposible evitar actos indignantes y miserables como el que presencié el domingo en el aeropuerto, ¿por qué, doctor Balaguer, no se decide usted a subirse en el avión o el barco y desaparece definitivamente de este país junto a todos los anteriormente mencionados?”.
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