Ramon Matías Mella

De paseo por la historia. Con una mirada breve a los eventos y personajes que impactaron al país y al mundo.

Evaristo Regalado, 25 de febrero de 2023

RAMÓN MATÍAS MELLA

Iniciemos este recorrido patriótico con las siguientes palabras atribuidas a Mella al momento de hacer el tiro de trabuco, ante la vacilación de algunos de los complotados la noche del 27 de Febrero de 1844:

“Ya no es dado retroceder: cobardes como valientes todos hemos de ir hasta el fin. “¡Viva la República Dominicana!”… y ¡pum!

Un día como hoy, 25 de febrero, pero de 1816, nació el político y militar, Ramón Matías Mella, prócer de la República y uno de nuestros Padres de la Patria.

Históricamente ha existido un extenso debate en torno a si el nombre del prócer era “Matías Ramón Mella o “Ramón Matías” Mella. Lo cierto es que en la documentación oficial y privada disponible que recoge el rastro de los eventos civiles más importantes de la vida del patriota pocas veces aparece el nombre “Matías”. Por ejemplo, en su acta de bautismo de 1816 solo consta el nombre “Ramón”; en su acta de matrimonio con Josefa Brea también se cita su nombre solo como “Ramón” Mella, sin el “Matías” agregado.

Revisando los registros de cartas con los demás miembros de La Trinitaria, estos tampoco se refirieron a él como “Matías”, sino simplemente como “Ramón” Mella. Incluso en su testamento personal, que fue notarizado antes de su muerte, el Padre de la Patria tampoco rubricó como “Matías”. Existen otros documentos, que no hemos de mencionar en este momento porque son muchos, que igualmente descartan que Mella firmara o escribiera alguna vez su nombre de pila con la grafía “Matías” Ramón Mella, o por lo menos no de forma oficial.

Hay que aclarar, sin embargo, que el prócer eventualmente sí utilizó una que otra vez el “Matías”, pero como sobrenombre, y no de forma consistente, como hemos expresado. Lo más probable es que el “Matías” fuera un apodo que heredara de la tradición religiosa del santoral católico, como era costumbre en el país de la época, tradición que se extendió incluso hasta nuestro pasado reciente. Mella pudo haber utilizado ese apodo antes, o incluso después de la Independencia en su vida cotidiana. Reza el dicho que en este país “todos tenemos un apodo”, por lo que no resulta descabellado creerlo.

Una posible explicación para que ese apodo fuera “Matías”, y no otro, es el hecho de que Mella nació muy cerca de las doce de la noche entre el día 24 y el 25 de febrero de 1816, independientemente de que oficialmente su nacimiento esté fechado el día 25 de dicho mes. Y ahora van a entender, queridos lectores: resulta que en el calendario tradicional de la Iglesia Católica de vigencia anterior a la celebración del Concilio Vaticano II, el día 24 de febrero se consagraba a “San Matías”, quien fuera el discípulo de Jesús elegido para reemplazar a Judas como el duodécimo apóstol. Sin embargo, a partir del año 1969 la celebración a “San Matías” se movió para el 14 de mayo, que es cuando se celebra en la actualidad. La propia Comisión Nacional de Efemérides Patrias (CNEP), la institución encargada de mantener viva la memoria histórica del país, hizo la aclaración sobre el nombre correcto de Mella en su momento.

Mella fue uno de los hombres más destacados en la lucha por la soberanía y la Independencia Nacional. El aporte de este insigne hombre a nuestra Patria es incalculable, y va desde sus ideas revolucionarias hasta las acciones prácticas, operativas, tangibles y fundamentales que lograron materializar la separación de nuestra nación de la de Haití, en el proceso denominado como Independencia Nacional, sobre lo cual también existen todavía debates histórico-intelectuales, en el sentido de si estas luchas marcaron verdaderamente una independización, o más bien se trató de una acción separatista… pero ese es un tema para debatirlo aparte, en otro paseo. Lo que no está en discusión es que Ramón Matías Mella fue quien disparó su trabuco la noche del 27 de febrero de 1844 para dejar proclamado el proceso que hoy se conoce como la Independencia Nacional Dominicana.

Mella fue un dilatado político y hombre de Estado. Durante su vida desempeñó múltiples funciones como la de gobernador de Santiago; jefe político y militar de la región Norte, la más importante del país en ese entonces (con rango de Coronel, del recién constituido ejército); Vicepresidente de la República entre los años 1863 y 1864; integrante y delegado de la Junta Central Gubernativa (presidida por Sánchez); Ministro de la Guerra; “Preposé”, o encargado de la común de San Cristóbal (1835); Secretario de Estado de Hacienda y Comercio en 1849 (durante el gobierno de Buenaventura Báez); Secretario del presidente Pedro Santana, aunque a raíz de la anexión de la república a España se opuso de manera férrea y participó activamente en la restauración de la soberanía; pero también Mella elaboró el Manual de Guerra de Guerrillas que recoge toda la experiencia del pueblo dominicano en esta forma singular de lucha; entre otras funciones importantes.

En el aspecto familiar, Mella se casó con María Josefa Brea, quien también estuvo directamente ligada a nuestra Independencia desde el principio, siendo su madre, Josefa Hernández, parte de la raza de patriotas más exquisitos de este país, prima-segunda de Concepción Bona Hernández, a quien se atribuye la confección de la primera bandera dominicana que ondeó en la Puerta del Conde. Mella y Josefa Brea Procrearon cuatro hijos: (1) Ramón María Mella Brea, quien estudió en París, fue pintor y activo oficial de la guerra de Restauración; (2) Idelfonso Mella Brea, quien también estudió en París, fue abogado, también pintor, juez de Primera Instancia en Puerto Plata en 1874 y gobernador de esa provincia; (3) Antonio Nicanor Mella Brea y (4) Dominga América María Mella Brea.

El patricio Mella murió de disentería, una enfermedad infecciosa que se caracteriza por la inflamación y ulceración del intestino grueso, acompañada de fiebre, dolor abdominal y diarrea, con deposiciones de mucosidades y sangre. Expiró su último aliento el 4 de junio de 1864 a la edad de 48 años. La muerte lo sorprendió en condiciones de pobreza extrema, lamentablemente como la mayoría de los grandes hombres de la Patria, en una casa al pie del Fuerte San Luis, en Santiago de los Caballeros. Fue sepultado y envuelto en la bandera  dominicana, como había sido su deseo.

¡Loor al Padre de la Patria!

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Autor: evaristoregalado

Bloggero, twittero, contador y profesor a medio tiempo. Aficionado a la fotografía y curioso de la historia. En busca de mi catarsis cada día y de mi comunión con Jesús de Nazareth

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