Anfitrión

De paseo por la historia. Con una mirada breve a los eventos y personajes que impactaron al país y al mundo.

Evaristo Regalado, 13 de febrero de 2023

EL ORIGEN DE LA PALABRA “ANFITRIÓN”

Iniciemos nuestro recorrido de hoy con una frase cuyo autor desconocemos pero que nos pareció interesante:

“Una mujer puede ser lo más dulce del cielo o lo más cruel del infierno.”

Con la palabra “anfitrión” se define a quien recibe invitados. De acuerdo al Diccionario histórico de la lengua española (1933–1936), un anfitrión o una anfitriona es la “persona que tiene convidados a su mesa y los regala con esplendidez” (Real Academia Española [RAE], n.d., p. 582).

El origen del término está asociado a una de las historias más conocidas de la mitología grecorromana, cuyos protagonistas son Anfitrión, rey de Tebas, su esposa Alcmena y el dios Zeus. Según la mitología, Anfitrión era un importante general tebano que vivió en el siglo II a.C. Peleó durante mucho tiempo al frente de las legiones contra los teléboas. Llegó a ser rey de Tebas. Se dice que Anfitrión era espléndido en los banquetes que ofrecía y, como se verá más adelante, también lo fue en otros aspectos de su vida.

Anfitrión estaba casado con Almena (o Alcmena), quien fuera la madre mortal de Hércules (o Heracles), una mujer caracterizada por ser dueña de una deslumbrante belleza física. Era tal su hermosura que terminó cautivando la atención del mismísimo dios Zeus, (deidad griega cuyo equivalente romano es Júpiter) conocido como el “dios de los dioses”.

La figura de Zeus en la mitología ha estado frecuentemente asociada con aventuras sexuales extramaritales con mujeres mortales. Era casi una costumbre en él transformarse en mortal para liberar sus pasiones y sus bajos instintos a espaldas de su esposa Juno (o Hera), la diosa reina del Olimpo, quien era a su vez su hermana y su esposa. En esta historia otra vez el pícaro e indiscutido líder de “la liga de las deidades” se metió en un ardid sexual. Aprovechó la ausencia de Anfitrión, quien andaba guerreando contra los teléboas, y tomó la forma humana de este para angañar a Acmena, su esposa, y tener relaciones sexuales con ella.

Zeus se presentó ante Acmena como si fuera su marido Anfitrión en su propio cuerpo, alegando que había regresado triunfante de la batalla, llegando incluso a narrarle los detalles de su travesía. Se acataron, se desnudaron y consumaron el acto. Alcmena creyó, por supuesto, que había dormido con su marido, a quien había recibido con alegria sirviéndole sus mieles de belleza y sensualidad. Zeus le cogio el gustito a la compañía de Alcmena. Evidencia de eso es lo que cuenta la leyenda en el sentido de que utilizó sus poderes para hacer que aquella noche durara 72 horas (el equivalente a tres dias), tiempo durante el cual no salió el Sol, para así disfrutarse a Alcmena de forma “larga y tendida”, extendiendo su goce y placer el mayor tiempo posible.

Al llegar la luz del día Zeus partió hacia el Olimpo y unas horas más tarde llegó a su casa el verdadero Anfitrión en persona. Aquí comienza entonces el desenlace dramático de esta historia.

Alcmena escuchó de nuevo todos los detalles de la batalla, esta vez saludos de la boca de su verdadero esposo, Anfitrión. Pero Alcmena le comentó que ya ella lo sabía todo, porque él mismo se lo había contado la noche anterior. La esposa tampoco demostró mayor sorpresa, efusividad o apetito de tipo sexual por su esposo al momento de su regreso. Y era de esperarse, porque para Alcmena la presencia de Anfitrión en su hogar ya era un asunto viejo, puesto que ya había tenido con él un excitante y largo encuentro de pasión, también la noche anterior.

Ante este embrollo escandaloso y vergonzoso, Anfitrión estaba encolerizado. Decidió consultar su situación con el viejo adivino Tiresias. Este le reveló la verdad sobre la aventura que habían tenido Alcmena y Zeus. Anfitrión se sintió traicionado, su pecho ardía de los celos. Entendió que su esposa Alcmena no solo lo había engañado, sino que también se estaba burlando de él en su propia cara. Así que se dispuso a castigar a su esposa quemándola en la hoguera, a pesar de que había indicios de que ella no había tenido culpa en el asunto, de que había sido engañada por el travieso de Zeus.

Fue entonces cuando el propio Zeus impidió el asesinato de Alcmena enviando una fuerte lluvia que apagó totalmente la pira; pero además reconoció que había sido él el quien había suplantado su imagen para yacer con su esposa. Cuando el tebano Anfitrión confirmó quien había sido la contraparte en la infidelidad de su esposa entonces ya no sintió más enojo. Por el contrario, Anfitrión se mostró honrado, orgulloso y privilegiado de que el dios Zeus la escogiera a ella para tener relaciones sexuales. Anfitrión fue más allá y le comunicó a Zeus que podía volver a poseer a su esposa cuando él quisiera.

Vale decir que después de ese día Alcmena quedó embarazada, pero de dos personas distintas. La leyenda cuenta que concibió a dos gemelos nacidos con un día de diferencia, uno procreado por del dios Zeus y el otro por su marido Anfitrión. Al mayor se le llamó Heracles (o Hércules), era hijo de Zeus, un niño muy fuerte que desde temprana edad estrangulaba serpientes con sus propias manos. Luego se convertiría en el héroe más famoso de toda la mitología helénica. El otro niño, erA hijo de Anfitrión y se llamó Ificles.

Es a partir de este suceso cuando la palabra “anfitrión” tomó el sentido que hoy tiene de “quien recibe o abre su casa a un invitado para compartir todo lo que es suyo”. Es evidente la connotación negativa del término en sus orígenes, porque está asociado a la infidelidad (o cuernos) y al exceso de complacencia.

Por eso se denomina como Complejo de Anfitrión a la conducta típica de algunos individuos que facilitan su pareja sexual a otros, con el fin de escalar posiciones, agradarlos u obtener algún otro tipo de beneficio. Este complejo quedó magistralmente inmortalizado en el cine a través de la película “Una propuesta indecente”, protagonizada por Demi Moore, Robert Redford y Woody Harrelson; una trama en la que una pareja con serios problemas económicos (Harrelson y Moore) acude a las Vegas parA probar suerte en los casinos. Las jugadas van bien hasta que pierden todo lo ganado. En ese momento aparece un multimillonario que se obsesiona con la esposa y les ofrece un millón de dólares a cambio de pasar una noche con ella. La pareja acepta pero al poco tiempo comienzan a generarse problemas, hasta que finalmente el matrimonio se disuelve.

La historia de Anfitrion fue recogida por el dramaturgo Tito Macio Plauto, máximo exponente de la comedia latina, en su obra homónima (Anfitrion). Igualmente por el también dramaturgo de origen francés Molière, más recientemente, cuya obra Amphytrion (1668), es ampliamente conocida. De la misma forma, poco antes de Molière, Jean de Rotrou, reprodujo la trama del “Anfitrión”, de Plauto, en su comedia titulada “Les sosies” (1636). Otras imitaciones o versiones del Anfitrión de Plauto son la obra en inglés de John Dryden, “Amphitryon” (1690), “Il Marito del italiano Ludovico Dolce” (1548) o el “Anfitriões” del portugués Luis Vaz de Camões. Y cómo no, “l’ Amphytrion 38” de Jean Girodoux (1929).

Así pues, cuando alguien le diga que usted es un “buen anfitrión” recuerde que el origen del término no está asociado en principio con ninguna virtud, sino con los cuernos más célebres de la mitología antigua. No es que se lo tome tan a pecho, porque el significado original de la palabra definitivamente ya ha cambiado a través de los años. Pero de todas formas (y por si las moscas) si le dicen “buen anfitrion” vigile a su reina y tenga cuidado de los Zeus que andan por ahí por tocar una noche larga de música, pero con “instrumentos” ajenos.

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FUENTES

Plauto. (2023). Anfitrión (R. Navarro Jurado, Trans.).

Molière. (n.d.). Anfitrión.

Real Academia Española [RAE]. (n.d.). Anfitrión/na. In Diccionario Histórico De La Lengua Española (1933–1936). Retrieved February 12, 2023, from https://www.rae.es/tdhle/anfitrión

Autor: evaristoregalado

Bloggero, twittero, contador y profesor a medio tiempo. Aficionado a la fotografía y curioso de la historia. En busca de mi catarsis cada día y de mi comunión con Jesús de Nazareth

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