Asalto a la UASD y asesinato de Sagrario Díaz

De paseo por la historia. Con una mirada breve a los eventos y personajes que impactaron al país y al mundo.

Evaristo Regalado, 4 de abril de 2022

Hoy: el asalto a la UASD por parte de la Policía y la muerte de Sagrario Díaz

Primero la frase del día, a cargo del escritor inglés Lewis Carroll, autor de importantes obras, entre ellas Alicia en el país de las maravillas:

En un mundo en movimiento el que se queda en el mismo lugar, retrocede«

Un día como hoy, 4 de Abril pero de 1972, se produjo el Asalto violento y Ocupación de la Universidad Autónoma de Santo Domingo por las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, en un hecho irracional y de fuerza bruta que consternó a la sociedad dominicana en su conjunto, en el que fue herida mortalmente la estudiante de economía y dirigente estudiantil Sagrario Ercilia Díaz Santiago.

La fecha del día prometía una mañana tranquila en los alrededores de la UASD, que se encontraba en uno de sus periodos de vacaciones. Solo confluían en el lugar los cientos de estudiantes a quienes les tocaba hacer su reinscripción, además de algunos empleados administrativos y profesores. Pero la paz fue interrumpida de repente cuando un contingente policial impuso un cerco al campus universitario de manera aparatosa. La Policía Nacional, bajo el mando del coronel Francisco Báez Maríñez (y este a su vez del general Neit Rafael Nivar Seijas) justificaba su presencia en los predios de la UASD por la búsqueda de un dirigente de izquierda considerado por ellos como “altamente peligroso” y que supuestamente se escondía en el interior del campus universitario. Aquel hombre al que buscaban era Tácito Perdomo Robles, quien a decir de la Policía había llegado desde Cuba con intenciones de desestabilizar el gobierno del entonces presidente Joaquín Balaguer durante el periodo de los 12 años. El “fugitivo” nunca apareció.

La aparatosidad del operativo policial provocó el pánico de los que se encontraban dentro del campus y por supuesto la atención inmediata de la prensa nacional. La situación de sitio se fue poniendo cada vez más tensa en la medida que pasaban los minutos. El Rector de entonces, el Dr. Jottin Cury, fue informado de los incidentes e inmediatamente acudió a las instalaciones de la UASD para intentar negociar con la Policía la salida pacífica del personal, los estudiantes y profesores que se encontraban en el campus en ese momento, cosa que la policía en principio aceptó. Sin embargo, un poco más tarde y en la medida en que iba ejecutándose la evacuación de los universitarios, el cuerpo policial violentó lo pactado al detener y golpear a muchos de los uasdianos que salían hacia la calle por sus puertas.

Ante la actitud de intransigencia y maltrato de la Policía, el Consejo Universitario se declaró en sesión y determinó que para salvaguardar la integridad física de los uasdianos sitiados era necesario que nadie saliera del campus de la UASD hasta que no se ofrecieran garantías más serias de que los estudiantes y servidores universitarios no serían hechos presos ni golpeados al momento de su salida. El conflicto se tornaba cada vez más caldeado. A continuación el campus de la universidad fue doblemente custodiado por comandos adicionales de efectivos policiales enviados desde Palacio. El asalto era inminente.

Los universitarios respondieron al secuestro aglutinándose en los predios del edificio de la antigua Rectoría para entonar las notas del himno nacional dominicano, intentando tal vez echar mano a su último recurso ante el estado de indefensión en el que se encontraban.

Cuál si fuera crónica de una muerte anunciada, pocos minutos después se dio paso a la desgracia cuando la policía inició una balacera que según testigos se prolongó por más de diez minutos. Los universitarios tuvieron que tirarse al suelo. Varios estudiantes y servidores resultaron heridos, algunos de gravedad, entre ellos Sagrario Díaz, que resultó con un disparo en la cabeza. Los heridos fueron llevados a los hospitales cercanos a la UASD, como el Hospital Militar Litgow Ceara en el que recibieron tratos indignos por parte del personal médico. Sagrario fue trasladada a la Clínica Gómez Patiño, donde se debatía entre vida y muerte. Los días de agonía de Díaz, diez en total, hicieron efervescer la indignación del pueblo dominicano que sancionó duramente los métodos sádicos, retrógrados y salvajes empleados por la policía, amén de su actitud intransigente.

Sagrario Díaz terminó perdiendo la batalla en el centro asistencial donde estuvo recluida diez días después de haber recibido el disparo, el 14 de abril de 1972. Dejó a su deceso una estela dolor, protestas de la familia universitaria y del país, además de un funeral con una asistencia supernumeraria pocas veces visto hasta entonces. Se cree que pudieron haber desfilado cerca de cien mil personas por su velatorio, lo que le ocasionó un ruido importante y manifestaciones de repudio reiteradas a la Policía y al gobierno de Balaguer.

Las protestas no se hicieron esperar en la capital y el resto del país. Como un gesto de solidaridad las autoridades y estudiantes de la UNPHU emitieron un comunicado e hicieron un piquete sentándose en el medio de la Autopista Duarte. Izaron la bandera de su institución a media hasta en señal de duelo y desaprobación. Las clases en esa universidad fueron suspendidas de manera indefinida.

Gremios sindicales se unieron a una ola de protestas masivas, entre ellos la Asociación Médica Dominicana, el Colegio Dominicano del Ingenieros, Arquitectos y Agrimensores, el Colegio de Abogados, la Sociedad Odontológica Dominicana, muchos colegios privados, liceos secundarios y escuelas públicas por todo lo largo y ancho del país cerraron sus puertas. El apoyo y la solidaridad llegaron también desde los sectores sindicales vinculados a los trabajadores.

La desafortunada acción también amplificó ecos internacionales. La Unión de Universidades de América Latina, por ejemplo, envió un mensaje contundente al presidente Balaguer condenando la falta de respeto por la autonomía universitaria de la UASD.

Sagrario Ercilia Díaz Santiago era una estudiante inquieta. Combinaba sus estudios de Economía con el activismo estudiantil en la agrupación Frente Universitario Socialista Democrático (FUSD) y con publicaciones en el espacio “Temas y Opiniones”, un periódico universitario de la época que ella misma dirigía. La nativa de Barahona (25 de diciembre de 1946) perteneció al Claustro Universitario y fue representante estudiantil en el Consejo Técnico de la FCES.

A pesar del tiempo transcurrido, este evento aún lacera la conciencia nacional y la sangre de Sagrario todavía se mantiene fresca en nuestra memoria. Los responsables nunca fueron llevados a la justicia, pero fueron condenados por el tribunal de la historia.

En su honor, un aula de la Facultad de Ciencias Economicas y Sociales de la UASD lleva su nombre.

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#depaseoporlahistoria #4A

Autor: evaristoregalado

Bloggero, twittero, contador y profesor a medio tiempo. Aficionado a la fotografía y curioso de la historia. En busca de mi catarsis cada día y de mi comunión con Jesús de Nazareth

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